Redacción BBC Mundo
¿Es usted de los que cree que una ligera bofetada o una
nalgada ayuda en la crianza de sus hijos? Si es así, quizás debería ir pensando
en otra forma de castigo porque el físico parece tener los días contados.
Así lo
confirmó este miércoles el máximo organismo de defensa de los derechos humanos
de Europa al condenar a Francia por no haber prohibido explícitamente los
castigos corporales a los niños en su legislación.
¿Y en América
Latina?
Al igual que
en Francia, en Reino Unido las encuestas han mostrado un amplio apoyo al
derecho de usar castigos corporales leves contra los hijos.
En total, 27
de los 47 estados miembros del Consejo de Europa han prohíbido explícitamente
los castigos corporales contra los menores que siguen siendo permitidos en los
otros 20 países.
Desde que
Suecia se convirtiera en el primero en hacerlo en 1979, menos de 40 países han
incorporado castigos explícitos al uso de la violencia corporal de padres y
educadores contra los niños, ocho de ellos de América Latina.
Venezuela,
Costa Rica y Uruguay fueron los pioneros al prohibir estas prácticas en todos
los ámbitos -tanto en la escuela como en el hogar- entre 2007 y 2009.
Regaño
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Algunos padres defienden el uso de la la violencia física leve para educar a sus hijos. |
¿Debe haber
multas para los padres que usen castigos corporales contra sus hijos?
Brasil,
Bolivia, Honduras y Nicaragua lo incluyeron en los últimos años en sus códigos
y Argentina aprobó en 2014 una ley al respecto que entrará en vigor en 2016.
Pero, según
Nadine Perraut, asesora regional de Protección de Unicef, la "situación
más alarmante y dramática" se produce en el Caribe donde algunos países no
sólo no prohíben la violencia corporal sino que la legitiman en escuelas o en
el hogar. Ese es el caso de Guyana, Jamaica o Barbados.
Otros países
como Haití o Belice, le dice Perraut a BBC Mundo, tienen prohibiciones claras
para castigar físicamente a los niños en la escuela "pero no están
protegidos en su propio hogar".
Y, según las
convenciones internacionales de la niñez, el hogar es donde los niños tienen
que sentirse más protegidos. Por eso, alegan los defensores de los derechos de
la infancia, estas prácticas legitiman el ciclo de la violencia.
"Si el
niño tiene miedo en el seno de la familia, la posibilidad de que sea expuesto a
violencia fuera de la familia es más alta", sostiene la asesora de Unicef.
Además,
apunta Perraut, muchas veces la violencia física va acompañada de violencia
verbal y emocional, lo que, apunta, tiene un gran impacto en el desarrollo
cognitivo del niño.
Para la
especialista de Protección contra Violencia de la ONG Plan Internacional, Lyda
Guarin, las bofetadas o nalgadas "les da un mensaje equivocado" a los
niños de que la violencia es una forma adecuada de relacionamiento. Que hay
patrones de obediencia que están por encima de la convivencia... que el que
tiene el poder es el que decide qué es apropiado o no".
"La
autoridad es un ejercicio que no tiene que ver con la violencia. Los niños y
niñas necesitan un referente seguro y la autoridad no es inadecuada. Un jefe no
te pega y puede tener autoridad. ¿Por qué a los niños y niñas les hacemos cosas
que no hacemos con los adultos?", apunta Guarin, en declaraciones a BBC
Mundo.
Por eso,
frente a la versión de los defensores de los castigos corporales leves a los
niños, las organizaciones de defensa de la infancia proponen programas
alternativos para educar a los menores sin violencia.
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