Resolución: A/RES/60/209
En relación con su celebración del primer Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza (1997-2006), el 22 de diciembre de 2005 la Asamblea General, decidió proclamar el 20 de diciembre de cada año Día Internacional de la Solidaridad Humana (resolución 60/209). En esa oportunidad, recordó que en la Declaración del Milenio, los Jefes de Estado y de Gobierno, entre otras cosas, consideraron que la solidaridad era uno de los valores fundamentales y universales en que deberían basarse las relaciones entre los pueblos en el siglo XXI.
En la celebración del Día Internacional de la Solidaridad Humana, establecido por las Naciones Unidas para el día de hoy, debemos pensar qué hacer para cambiar o, al menos, mejorar el mundo en el que nos ha tocado vivir. Ese mundo en el que el 99% de la mortalidad materna se localiza en los países en vías de desarrollo, y la mitad en el África subsahariana. Aunque hay cifras esperanzadoras, como la reducción de un 28% en América Latina en el período 1990-2005 y de un 30% en Asia Oriental y Pacífico; sin embargo, esta mejora es insuficiente para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio propuestos para 2015 (Objetivo 5: Mejorar la Salud Materna). Más de 6 millones de niños y niñas mueren al año por causas relacionadas con el hambre, 2/3 de la población mundial se las ve y se las desea para salir adelante en un mundo desigual, injusto, ilegítimo.
En esta época navideña en la que muchas personas colaboran con ONG de diversa índole, sobre todo realizando donaciones puntuales o a través de campañas de apadrinamiento de niños y niñas del Tercer Mundo, no está de más recordar algunas cifras con las que convivimos día a día sin prestar demasiada atención.
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