domingo, 2 de junio de 2013

LA PAREIDOLIA


¿Por qué vemos caras en la Luna, las montañas y las tostadas?

Lauren Everitt
BBC

El ser humano siempre ha visto caras en los objetos o lugares más insólitos: en la Luna, en vegetales o incluso en una tostada quemada.

La mayoría de la gente nunca ha oído hablar de la pareidolia, pero casi todos la hemos experimentado.
Cualquiera que haya mirado a la Luna y haya encontrado dos ojos, una nariz y una boca ha sentido la fuerza de la pareidolia.
El diccionario lo define como "la percepción imaginada de un patrón o un significado donde no lo hay".
E incluye cosas tan dispares como identificar caras en la corteza de un árbol, ver animales en las nubes o siluetas humanas en las montañas.

Herencia evolutiva...

Ahí hay algo que tiene que ver con la herencia evolutiva, dice la doctora Nouchine Hadjkhani de la Universidad de Harvard. Los humanos llegan a este mundo "con los cables preconectados" para detectar caras, dijo.
"Un bebé de apenas unos minutos de vida dirigirá su atención hacia algo que tiene los rasgos generales de una cara antes que hacia otra cosa que pueda tener los mismos elementos per en un orden aleatorio", declaró

Interpretación de información "ambigua"

Otros expertos creen que la pareidolia es una consecuencia de los sistemas de nuestro cerebro para procesar la información. El cerebro está constantemente examinando información sobre líneas, formas, superficies y colores aleatorios, dice Joel Voss, neurocientífico de la Universidad de Northwestern, en Illinois, Estados Unidos.
El cerebro interpreta las imágenes que ve al otorgarles significado, normalmente al relacionarlas con algo almacenado en el conocimiento de largo plazo.

...o proyección de expectativas

La pareidolia también puede ser el producto de nuestras expectativas, apunta la neurocientífica Sophie Scott, del University College London.
"Lograr ver la cara de Jesús en una tostada revela qué está pasando con tus expectativas y cómo estás interpretando el mundo con base a tus expectativas, en lugar de referirse a algo que necesariamente esté en la tostada", dijo.
Y una vez que uno ve la cara de la Virgen o el perfil de George Washington ya es virtualmente imposible dejar de verlos, dice Bruce Hood, autor del libro The Self Illusion: How the Social Brain Creates Identity (La autoilusión: cómo el cerebro social crea identidad).
"Esa es una de las características de las ilusiones, tienen una distintiva tendencia a formularse en tu mente y es muy difícil "despensarlas"", dice.

Extremadamente evocativa

La pareidolia puede ser extremadamente evocativa, especialmente para alguien que cree en los milagros.
"Es una demostración increiblemente fuerte de cuán poderosos pueden llegar a ser estos efectos perceptivos. Realmente queremos ver cosas como caras, queremos escuchar cosas como voces y nuestro sistema perceptivo se preparará para que así sea", explicó la neurocientífica Scott.
Para algunos los rostros identificados evidencian una intervención supernatural y el objeto mismo puede llegar a adquirir un significado especial.
La gente asume que si ha sido producido por lo divino hasido "tocado por Dios" y "traerá buena suerte", dice French, de la Sociedad Psicológica Británica.
Pero no hay que ser particularmente religiosos para apreciar la pareidolia.
"Yo por supuesto que no creo ni por un segundo que haya significancia alguna en ellos, ni religiosa ni de otro tipo", dice French.



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