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miércoles, 18 de febrero de 2015

LA LAGUNA NEGRA

Este sábado 14 de febrero tuve la oportunidad de visitar y conocer  (por fin) la laguna negra, esta aventura fue programada por mi amigo Ramiro Villalobos quien quería celebrar junto a su novia, el día de los enamorados de una manera diferente, así que este periplo inicio, para mí a las 4 y media de la mañana, preparando el equipo para luego salir al terminal (5am), para desde allí salir rumbo a la ciudad de Mérida donde me esperaban los compañeros de ruta, entre ellos Ramiro Y Luis Matheus, al llegar al terminal de Mérida tomamos la buseta rumbo a Apartaderos, aquí es importante hacerles saber que los conductores de esta línea cobran un poquito más y puede llevar a quienes quieran  hasta la laguna de Mucubají, ya a partir de este punto, (la carretera frente a la entrada a la laguna de Mucubají), el recorrido se debe hacerse a pie. Así que morral a la espalda comenzó nuestro caminar acompañados de un clima muy agradable, ya que el sol no estaba  fuerte y permitió observar los bellos paisajes del parque nacional sierra nevada y tomar buenas fotografías.

 El camino a la laguna negra se hace a partir de la laguna de Mucubaji, se puede hacer a pie o a caballo, pero como lo de nosotros es caminar optamos por la primera opción, el recorrido de ida es muy bueno lo que nos hace suponer que el regreso no será muy cómodo, ya después de una hora y media llegamos a la laguna negra…………que bella laguna, mirándola entendí porque tantas leyendas y mitos y es que de verdad me encantó, tan serena, fría y cristalina en fin una experiencia mágica, definitivamente que valió la pena el esfuerzo, claro que hay que ir antes de las 12 pm ya que después de esa hora quienes van ya no la pueden apreciar pues la neblina se hace dueña del lugar. 

Luego de las fotos oficiales y comer, tomamos el camino de regreso el cual se tornó más fuerte, pero poco a poco llegamos nuevamente hasta la carretera frente a la entrada de la laguna de Mucubají y gracias a un conductor que nos dio el aventón llegamos a la parada de la buseta que nos llevaría hasta Mérida, aquí cada quien tomó su ruta y yo volví a mi querida ciudad de El Vigia, esperando la próxima aventura.




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