tomado de: eldiariodeguayana.com.ve
La tragedia de La Llovizna
ocurrió el domingo 23 de agosto de 1964 durante una Convención Nacional de la
Federación Venezolana de Maestros, celebrada en la ciudad de Puerto Ordaz.
Era una delegación de más de
300 maestros de todo el país, y se celebraba en el Salón del Teatro Cuyuní de
la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), ubicada en la Zona Industrial Matanzas,
estado Bolívar. La delegación se hospedaba en el Hotel Cumucunuma, para hoy en
día el Hotel Dos Ríos.
Aquel domingo, los
dirigentes magistrales atendieron a una llamada del Concejo Municipal del
Distrito Caroní, una fiesta familiar dominical que había organizado en su honor
para la celebración del evento. Se eligió a una de las islas que formaba el río
Caroní.
Cuando Edelca creó el Parque
la Llovizna, construyó dos puentes colgantes: uno a la entrada y el otro para
pasar el salto más impresionante y recibir su mojada de llovizna. Se dice que
la tragedia vino por imprudencia de los maestros.
Se cuenta que los maestros
venían alegres y contentos de recibir su almuerzo de la federación. Se bajaron
de los autobuses como encantados y maravillados por la belleza de la
naturaleza. Sin pensarlo fueron directamente al puente colgante; la estructura
estaba formada por tablones de maderas gruesa y guayas de acero que se
expandían por los 17 metros de largo por un metro y medio de ancho.
Los vigilantes del parque le
sugirieron que se bajaran, pues el puente no aguantaba tanto peso, pero no
hicieron caso. El puente estaba construido sobre cuatro guayas de acero,
fijadas en bases de concreto. No se rompió ninguna guaya, sino que se
desprendió una de las bases haciendo que girara y luego se desprendió el puente
con el fatal desenlace.
La mayoría de los fallecidos
quedaron atrapados debajo del puente dentro del agua. La Gobernación del estado
Bolívar informó que fueron 50 los fallecidos, entre maestros, familiares y
turistas. Sin embargo, nunca se supo con exactitud la cifra de fallecidos.
Toda esta historia es
revelada en exclusiva por Vicente García, maestro trujillano de trayectoria
honorífica al diario El Universal de Caracas.
Un año después de la
tragedia, 23 de agosto de 1965, cuenta Vicente García, uno de los
sobrevivientes a esta catástrofe, que el hecho ocurrió aproximadamente a las
11:30 am. Relata que se encontraba tomando unas fotos a los paisajes del parque
cuando, de pronto, una maestra, subdirectora, “me llama, que vaya con ella al
puente. El estruendo del choque del agua es tan ruidoso que tapa los oídos, los
trabajadores y vigilantes del parque advierten a los maestros que el puente
está muy sobrecargado, pero los maestros, familiares y turistas estaban
encantados con la belleza del Parque La Llovizna. En esos momentos, una guaya
se desprendió lentamente con una de las bases del puente; los maestros
empezaron a caer, sus gritos apenas se notaban con el estruendoso ruido de las
aguas. La catástrofe concluyó cuando las guayas se enrollaron unas con otras y
dejaron al puente arrastrado por la pronunciada corriente del río”.
A Vicente García no le
sucedió nada, logró librarse de la tragedia y por circunstancias de la vida
cayó de pie a un lote de tierra que estaba justo delante de él. Llegaron
helicópteros pero no podían aterrizar por la cantidad de árboles que había en
el parque.
Un bombero por fin se amarró
un mecate de un árbol y bajó a salvar o socorrer a los sobrevivientes que
estaban aislados en un islote.
Cuenta Vicente García que,
al amanecer del día lunes, le tocó junto a otro colega sobreviviente buscar los
desaparecidos, y amarrando una guaya a un camión, levantaron los escombros del
puente y salió la nube de cadáveres.
“En la vuelta al presente de
la historia de la tragedia de La Llovizna, sólo queda la reflexión de un
accidente por imprudencia humana”.
fuentesjesus55@hotmail.com
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