domingo, 20 de marzo de 2016

PRESBÍTERO JOSÉ ONÍAS MORA NEWMAN: UNA TAREA CUMPLIDA

POR: Eudes J. Blanco P...


En la tradición venezolana y en especial en los pueblos andinos, los niños nacidos el 19 de marzo llevan el nombre de José, en honor y reconocimiento de ese carpintero que aceptó la “paternidad terrenal” de un ser no concebido biológicamente por él, y como una manifestación de la más pura fe y creencia religiosa.

Tal es la situación del personaje de hoy: el presbítero José Onías Mora Newman, nacido el 19 de marzo de 1936, en un hermoso paraje de la geografía merideña, la  aldea Río Arriba, cercana a Canaguá, municipio Arzobispo Chacón del estado Mérida.

Proveniente de una humilde y numerosa familia compuesta de 13 hermanos, en el hogar liderado por  Aurelio Mora y María Catalina Newman, estudió primaria en la escuela de su aldea y cursó la secundaria en el Seminario de Mérida. Allí, en las aulas de esta institución se hizo bachiller,  prosiguiendo sus estudios eclesiásticos de Filosofía y Teología en el Seminario Interdiocesano Santa Rosa de Lima en Caracas.

Las Ordenes Menores las recibió en Caracas de manos de los obispos auxiliares Ramón I. Lizardi y José Rincón Bonilla. El subdiaconado de manos del Cardenal Quintero; el diaconado de Monseñor Eduardo Boza Masvidal y  el Presbiterado en su pueblo natal el 12 de mayo de 1968, conferido por Monseñor Domingo Roa Pérez, Arzobispo de Maracaibo y Administrador Apostólico de Mérida, para el momento.

Entre sus primeras labores figura el cargo de Capellán de Monseñor Rafael Pulido Méndez, durante su enfermedad en el Hospital Militar de Caracas, en 1968; realizó unas breves pasantías como párroco en Tovar y como Vicario Cooperador de la parroquia Santa Lucía de Mucuchíes. El mismo año de su ordenación, el 3 de diciembre de 1968, pasó a ocupar la citadina parroquia de San Juan Bautista de Milla, en ella gestionó y logró la reconstrucción del templo parroquial inaugurado con una homilía en homenaje a la Virgen de Coromoto, el 12 de octubre de 1971. Alternó sus obligaciones en esta importante parroquia con un programa de radio dominical, de mucha audiencia.

Ocupó las funciones de Deán de la Basílica Menor en Mérida, donde estuvo diez años como integrante del Consejo Presbiteral. Fue un fiel colaborador de Monseñor Salas. Se encargó, desde 1980 hasta 1992, de la rectoría del Seminario Menor de Mérida, labor que compartió con los Padres Eudistas. En esta actividad realizaba diversos y constantes viajes al interior, destacándose los de la zona Sur del Lago de Maracaibo, en busca de ayudas materiales y la captura de vocaciones para el Seminario.

Una asignación

Monseñor Baltazar Porras lo asignó, un  28 de septiembre 1992, para El Vigía, como párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, y trajo la tarea de generar las condiciones para la transformación de esta iglesia en una futura Catedral y, por supuesto, la creación de una nueva Diócesis.

Su discurso, el 03 de octubre del referido año, en su toma de posesión, refleja su calidad humana y profesional, donde se destacan cuatro aspectos fundamentales: 1) un significativo conocimiento histórico del municipio y de la región; 2) una clara conciencia de la misión que le fue asignada; 3) la importancia de la participación de una comunidad que no es homogénea y 4) el valor de la población juvenil.

Su labor de 12 años en El Vigía y la zona Panamericana, fue altamente positiva: cumplió con la tarea asignada de preparar la infraestructura necesaria para la creación de la Diócesis El Vigía-San Carlos del Zulia, hecho acaecido el  7 de julio de 1994.

Realizó una encomiable labor pastoral y social, que aunada a su personalidad, que despertaba sentimientos de cariño, aprecio y fe cristiana, lo convirtieron en una persona de alta estima para los habitantes del municipio. Además de su labor desempeñada como sacerdote de la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, cumplida hasta el 16 de agosto de 2000, fue trasladado a la parroquia de Guayabones, donde perduró hasta el año 2004; fue vicario general de la Diócesis en las gestiones de los monseñores Domingo Roa Pérez  y William Delgado.

Cuando su salud comenzó a resentirse producto del cáncer que minaba su cuerpo, retornó a Mérida en el 2004 y fue asignado como Capellán de las Hermanas Dominicas, en la parroquia de La Candelaria en Santiago de la Punta. Falleció la madrugada del miércoles 8 de marzo de 2006, en su residencia familiar.

Sin lugar a dudas, el padre Onías hacía apología a su primer nombre de pila, no como carpintero de madera, sino como constructor de fe y evangelización, principios básicos de esa iglesia legada por Cristo, de la cual fue un digno representante.


El presbítero José Onías Mora Newman fue designado como párroco de la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de El Vigía el 28 de septiembre 1992

No hay comentarios:

Publicar un comentario